Qué comer en Italia (más allá de la pizza y la pasta): sabores locales que sorprenden.

Italia es mucho más que pizza y pasta. Aunque estos íconos son mundialmente famosos, el país es un mosaico de tradiciones regionales con sabores únicos que reflejan su diversidad cultural, geográfica e histórica. Si estás planeando un viaje gastronómico por la península itálica, te presentamos algunos platos locales que sorprenden por su sabor, historia y autenticidad.
1. Arancini (Sicilia)
Estas bolas de arroz rellenas (generalmente con ragú de carne, mozzarella, guisantes o espinaca con ricotta) se empanan y fríen hasta quedar doradas y crujientes. Son uno de los bocados más populares del sur de Italia y un símbolo del street food siciliano. Se cree que fueron inventadas durante la dominación árabe en Sicilia, como forma de transportar arroz cocido y carne de forma práctica. Varían según la zona: en Palermo son redondas, en Catania tienen forma cónica. Suelen costar entre 2 y 3 €, y son ideales como comida rápida o merienda salada.
2. Cacciucco (Toscana, región de Livorno)
Este espeso guiso marinero lleva diferentes tipos de pescado de roca, calamares, pulpo y mejillones, todo cocinado lentamente en una salsa de tomate, vino tinto, ajo y especias. Se sirve sobre rebanadas de pan tostado con ajo. Era el plato de los pescadores pobres que cocinaban con lo que tenían. Su nombre proviene del turco «küçük», que significa «mezcla». En trattorias tradicionales de Livorno, el cacciucco se disfruta como plato fuerte por unos 12-16 €.
3. Polenta con funghi porcini (Norte de Italia)
La polenta es una preparación cremosa a base de harina de maíz cocida en agua o caldo, muy popular en el norte de Italia. Se suele acompañar con hongos porcini salteados, queso parmesano rallado, mantequilla derretida o ragú de carne. Es un plato que reconforta, perfecto para los meses fríos. En regiones como Lombardía y Véneto, puede servirse sólida o cremosa. Su origen se remonta al Imperio Romano, cuando se preparaba con otros cereales. Precio medio: 7 a 12 €.
4. Pasticciotto (Puglia)
Originario de Lecce, este dulce es una pequeña tarta ovalada de masa quebrada rellena de crema pastelera caliente. Se sirve recién hecho, normalmente por la mañana con un café espresso. Cuenta la leyenda que fue inventado por un pastelero que, al quedarse sin masa para una tarta grande, usó los restos para una versión individual. Crujiente por fuera, suave y dulce por dentro. Lo encontrarás en cafeterías de toda la región por unos 1,50 €.
5. Fiori di zucca ripieni (Roma y Lazio)
Estas flores de calabacín se rellenan con queso ricotta, mozzarella o incluso con una anchoa en el centro, luego se rebozan y se fríen. Son crujientes, cremosas y delicadas, una delicia que muchos turistas pasan por alto. Se sirven como antipasto o en aperitivos gourmet. En mercados como el Campo de’ Fiori o restaurantes tradicionales en Trastevere, puedes probarlas por 3 a 5 €. Es un bocado de temporada, disponible principalmente en primavera y verano.
6. Trippa alla romana (Roma)
La trippa es un plato tradicional de los barrios populares romanos. Se elabora con estómago de ternera cocido a fuego lento con tomate, menta y queso pecorino rallado. Es sabroso, tierno y muy aromático. Se encuentra en trattorias clásicas como Checchino dal 1887 o Da Teo, donde se sirve como segundo plato. Aunque puede sonar poco apetecible para algunos, es una joya de la cocina tradicional romana. Precio: 8-10 €.
7. Canederli (Trentino-Alto Adige)
Conocidos en alemán como «knödel», los canederli son albóndigas grandes hechas con pan duro, leche, huevos y speck (jamón ahumado del Tirol), servidas en caldo o con mantequilla y queso. Son herencia de la cocina tirolesa, ideales para combatir el frío alpino. Algunos llevan espinaca o remolacha. Se sirven como primer plato o acompañamiento. En refugios de montaña y trattorias del norte, se encuentran por 7-9 €.
8. Farinata (Liguria)
Esta delgada torta salada se prepara con harina de garbanzo, agua, aceite de oliva y sal, y se hornea a altas temperaturas en hornos de leña. Es crujiente en los bordes y cremosa en el centro. Se puede comer sola o con cebolla, romero, queso o embutidos. Popular en Génova, también se encuentra en Toscana (donde se llama «cecina»). Se vende por porciones de 2-3 € en panaderías y puestos callejeros.
9. Panissa (Piamonte)
Este risotto espeso típico de Vercelli (una de las capitales del arroz en Europa) se cocina con arroz arborio, alubias rojas, cebolla, panceta, vino tinto y a veces salchicha. Su sabor es potente, rústico y profundamente italiano. Refleja la tradición campesina del Piamonte, donde el arroz y las legumbres eran esenciales. Lo puedes probar por 10-12 € en trattorias familiares de la zona.
10. Torta Barozzi (Emilia-Romaña)
Este pastel negro, denso y aromático está hecho con chocolate negro, almendras molidas, café y mantequilla. No lleva harina, lo que lo hace apto para celíacos. Fue creado por Eugenio Gollini en 1886 en Vignola, y lleva el nombre del arquitecto local Jacopo Barozzi. La receta exacta sigue siendo un secreto. Es ideal como postre o con un espresso. Puedes comprar una porción por 3-4 € o llevar una caja como recuerdo gourmet.
Italia es un país para comer sin prisas, descubrir sabores regionales y dejarse sorprender por su variedad. Sal de los caminos típicos y atrévete a probar algo diferente: cada región guarda un sabor que puede quedarse contigo para siempre.
¿Ya conocías alguno de estos platos? ¿Cuál te animarías a probar primero en tu próximo viaje?